Hablaba con tu madre casi todos los días. Estábamos desesperadas. Nada sabíamos de ti, hasta que la prensa amarillista se encargó de avisarnos de tu paradero… Fueron cientos y cientos de hojas de papel estampando tu mala vida. Minutos y minutos de llamadas telefónicas de Sophie tratando de consolarme y a su vez buscando consuelo por lo que estabas haciendo. Varias modelos de renombre, otras desconocidas o presentadoras de televisión de las más diversas nacionalidades del Universo, aparecían cada día en las portadas de las más famosas revistas contando detalles íntimos o asegurando que eran tus novias. Incluso luego de que volviste a París, lo seguían haciendo. Afirmaban conocer a tu familia, vivir contigo… cosas que todos sabíamos que no eran ciertas pero que tú te habías buscado que s