Una vez que las cosas se calmaron el día de Navidad, Ari fue a la otra habitación con su teléfono móvil y marcó el número de su hermana. Ella respondió enseguida: - ¿Hola? - ¡Henley! - exclamó Ari, feliz de escuchar su voz - . ¿Cómo estás? - ¡Ari! - Henley respondió - . ¿Dónde estás? ¿Estás aquí? Ari negó con la cabeza, aunque su hermana no podía ver: - No. Todavía estoy en Estrea. - Oh, pensé... bueno... no importa. - ¿Qué? - preguntó Ari, preguntándose si le había pasado algo a Henley. Hubo una pausa al otro lado. Luego comentó: - Quieren usar una quimioterapia más fuerte, pero tendré que hacerme un trasplante de células madre para que puedan proceder. - Y soy perfectamente compatible - respondió Ari con rotundidad. Cuando había visitado a Henley y a su madre en Nueva Yor