SERI... Paso saliva observando el féretro bajar lentamente al tiempo que escucho los sollozos provenientes de Katrina y la madre de los Rivera quienes son abrazadas por su respectivo esposo. Los ojos se me llenan de lágrimas sintiendo como mi hijo me toma de una de mis manos y Santiago de la otra. Hace un día llegamos a Sicilia donde estamos enterrando a Diego. - ¿estás bien? – pregunta Santiago haciendo que me vuelva a verlo negando con la cabeza. - No debería estar aquí – respondo con un enorme nudo en la garganta, él suelta mi mano abrazándome por los hombros lo que me hace romper en llanto. - Eres parte de esta familia – responde en mi oído haciendo que mi llanto aumente y más cuando veo a la señora Guadalupe frente a mí. Tanto mi hijo como su padre me sueltan alejándose un paso