Cuando aterrizamos en Venezuela vemos que ya nos esperan en la pista del hangar. Observo a mi esposa junto a mi enfundada en un muy sensual traje n***o, un top de encaje y tacones negros. Unos lentes de sol del mismo color cubren sus hermosos ojos. Mientras bajamos las escaleras ella se vuelve a verme y sonríe. La tomo de la mano para besarla haciéndola sonrojar. Al bajar nos encontramos frente a dos de los hombres más poderosos de la zona. Manolo Delgado y su hijo Gerardo, el cual se queda observando a mi Infierno de forma lasciva lo que me molesta. - Bienvenida señorita Rivera – saluda Manolo extendiendo su mano la cual toma mi Infierno. - Quiero saber que está sucediendo – dice mi esposa mientras caminamos a la camioneta con Jorge y los demás tras nosotros. -