No hay que ser vidente o adivino para saber que ambos cuerpos pedían lo mismo, pero no, ante todo mi lealtad es firme y es la misma que me impulsa a dejar un beso en su mejilla para después caer a un lado de ella, Travis se acuesta sobre mí quedando ambos en un fuerte abrazo y asimismo atraigo a Livi a mi pecho, no decimos nada, pero en tal acto sentí una calidez maravillosa que no había tenido antes, o al menos no a este nivel. —Oz… yo… —No digas nada y tampoco te sientas mal por nada, siempre hemos sido claros con todo así que no te dejes arrastrar por cosas que no son. —Pero no quiero que pienses mal de mí, especialmente por Marcus. —No lo hago, sé la clase de mujer que eres, pero también debes comprender que eres un ser humano Livi, tienes necesidades y tu cuerpo no dejará de senti