He pasado muchos sustos a lo largo de mi vida, pero pocas veces he sentido que la misma me ha querido arrancar el corazón despiadadamente siendo este momento uno de ellos, pues eso era justo lo que sentía al ver el profundo odio con el cual me veía Madison, no sabía qué nos haría, pero la creo capaz de asesinarme aquí mismo y llevarse a Benji para terminar de hacer lo que no hizo hace un año. —¿Qué estás haciendo aquí Madison? —repetí lo más firme posible. —Vine por lo que me pertenece, tú y Oz son unos infelices que arruinaron mi vida por completo. —¿Lo que te pertenece? ¿Te recuerdo todas las atrocidades que nos hiciste o prefieres contarme todas las que te callaste y hacías cuando nadie estaba a tu lado? —¡Cállate! No permitiré que la golfa de Oz me venga a reclamar nada. Juro que