Meses después – Agosto Ismael Despierto en otro aburrido día de verano, el calor es insoportable hoy, pero igual me arreglo y voy al jardín que tanto me encanta ver, queda lejos de la casa de mi tío, lo que me permite divagar un poco entre los buenos recuerdos. Cuando veo las flores a los lejos salgo corriendo con todas mis fuerzas asegurándome que no hay nadie cerca y arranco una con mucho cuidado, en eso veo al perro correr hacia mí y emprendo la huida a todo lo que mi cuerpo da. Tras una hora llego al cementerio, busco su tumba y encuentro a Oz sentado mirando la lápida en silencio. Una helada corriente me atraviesa recordándome esa noche, me acerco hasta él sentándome a su lado y dejo la flor sobre la lápida de mi madre. Ninguno dice nada, ninguno hace nada, pero el solo hecho de es