La reina Valeria Dia Luna miró de reojo a las doncellas que caminaban detrás de Viola – sabía que no hice mal al poner mis esperanzas en ti, has hecho un excelente trabajo y no dudo de tu capacidad, sin embargo, me preocupa que puedas arrepentirte de meter una víbora a tu casa. – Majestad, me temo que discrepo, cuando se trata de un enemigo, el mejor lugar donde puede estar, es a plena vista. La reina se sorprendió y la comisura de sus labios se curveó en una delgada sonrisa – suena interesante, estaré al pendiente de como resulta tu experimento. – Y yo estaré encantada de mantenerla al tanto. Se separaron y Viola regresó con su grupo. Habiendo pasado toda su vida como sirviente y con un pasado en el que jamás tuvo una posición de noble, Sirey no quiso imaginarse la tensión bajo la cu

