Mi cuerpo dolía como si me hubiese apaleado un elefante con sus enormes patas, mis ojos pesaban y no querían abrirse, las voces que se oían afondo eran distorsionadas, era como si estuviese dormida, pero consiente de todo lo que sucedía a mi alrededor. Quería abrir mis ojos, saludar a todos y decirles que por fin estaba sana, que ya podría tener una vida normal y larga a su lado. Sentí como un liquido frio y espeso entraba a mi sistema por mi vena, tiempo después alivio todo aquel dolor y ardor que percibía, cada vez mis ojos pesaban menos y me sentía mejor, quizá sea psicológico o solo el hecho de saber que la intervención fue exitosa. Sentía pena, pena por quien tuvo que donarme su lóbulo, pena porque me dono algo vital, ¿Sera todo voluntario? o ¿Comprado? solo deseo que esa persona tan