— ¡Feliz cumpleaños! — Jasir saltaba de un lado a otro con la enorme caja en las manos. Una caja que difícilmente logró envolver en un papel rosado metálico. Katlyn abrió los ojos y luchó por enfocar la mirada en su padre y en lo que sostenía en ambas manos. — ¡Anda, almendrita! ¡Ábrelo! Al darse cuenta que ya era el día de su cumpleaños y que por fin podía abrir la caja que su padre mantenía oculta y lejos de ella, pegó un salto fuera de la cama, tomó la caja y ambos se encaminaron hasta la sala cocina, donde puso el obsequio sobre la mesa, y con diligencia, despegó el papel para no romperlo. Cuando al fin fue visible el objeto, o los objetos. Se giró a su padre y lloró. — ¿Por qué? — Balbuceó entre lágrimas. Katlyn no había recibido un regalo de cumpleaños desde hacía un par de años