Zoé.
Esperamos a la abuela en la cabaña, son las tres de la tarde y me siento frustrada en este momento. Sé que la empresa pasa por el peor momento y yo sé que a Isaac le importa mucho recuperar todo.
Escucho un auto.
—Estaremos en nuestra habitación —dicen mis padres.
—Rafael, pensé que se quedarían con nosotros —dice Isaac.
Papá le da un abrazo a Isaac.
—Esto es algo tuyo, hijo. No podemos meternos, si necesitas ayuda sabes que te apoyaremos.
—Gracias, lo haré.
—Sé que sí, hijo.
Por un momento me sentía confundida, sin embargo, ahora entiendo que Isaac se siente presionando y triste.
Tomo su rostro entre mis manos y lo veo directamente a los ojos.
—Todo está bien, mi amor. ¿Puedes decirme lo que pasa? Sabes que puedes confiar en mí.
—Zoé, cuando mis padres murieron esa señora
