Mía Marcus se levanta observando todo mi cuerpo con sumo cuidado, buscando alguna herida. - Espera aquí - Dice sacando una pistola y girándose para salir tras los que nos han disparado. Lo agarro de la solapa de la americana. ¿Cómo voy a dejar que vaya tras ellos? ¿ y si lo hieren? - No me dejes sola, por favor. No te vayas. Encierra mis dedos entre los suyos y los acaricia. Está tan tranquilo que no lo entiendo. Acaban de intentar matarnos, ¿por qué no pierde los nervios como estoy a punto de perderlos yo? - No te va a pasar nada ¿vale? Estoy aquí y jamás permitiría que nadie te hiciera daño - Suelta una de mis mano y acaricia mi mejilla. Su toque tranquilo y cálido consigue tranquilizarme un poco. Se pone en pie y camina decidido hacia la cristalera que acaba de ser tiroteada