Capítulo 42 Lisa Fernanda Después de que esa horrible mesera quisiera comerse a mi Martin y de las bromas de Mich y Héctor, decidimos dar un paseo por el Malecón, nos divertimos mientras comenzaba a hacer un poco de frío, por lo que decidimos volver a casa. Mientras vamos en el auto veo por el espejo retrovisor que Héctor y Mich se van besando y apretujando cómo si el mundo se fuera a acabar. —¡Qué envidia! —murmuro. —¿Qué dijiste amor? —Martín me pregunta mirándome a los ojos. —Esteeee... Nada, solo divagaba amor — tomo su mano y él lleva la mía a su boca y besa mis nudillos, lo que me provoca un escalofrío que recorre toda mi columna vertebral. —Mejor apresúrate que queremos llegar a casa —le grita mi hermano a Martin y la pobre de Mich se sonríe toda roja de la vergüenza. —Ya