Capítulo 65 Martín Galaviz —Perdóname, amor, no podía permitir que Iker te hundiera, tuve miedo de que algo más te pasará —Lloraba entre hipos. Acariciaba su cabello, me incliné y besé su frente. —Tranquila, mi amor —La abracé, me duele verla llorar, me parte el alma, quisiera que nada le hiciera sufrir, ponerla en una cajita de porcelana, para protegerla de la maldad. Limpiaba sus lágrimas, besaba su mejilla y labios. —No llores más, mi vida —Le pedía en tono suave, mientras le iba limpiando las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Nos quedamos abrazados, poco a poco se fue relajando, ambos acariciamos a nuestra bebé, que se encuentra en el vientre, me muero de ganas de sentir sus pataditas, pero aún no es momento, aún es muy chiquita. *** Al fin nos encontramos en casa, d