Las clases de la tarde fueron un desastre, cuando la campana sonó Elisa tomó sus cosas y las guardó lo más rápido que pudo. Dejó el salón sin decir una palabra.
No había dado ni diez pasos en el pasillo cuando su celular sonó, no quería verlo, siguió caminando hasta llegar a la acera e intentó perderse entre la multitud, pero el sonido de su celular continuó un largo tiempo.
Bajo la sombra de un árbol, abrió su mochila y revisó.
Todos eran mensajes de Diana reclamándole por no haberles dicho antes y pidiendo a gritos que organizara una pijamada, una fiesta o algo por el estilo. Los otros mensajes eran similares, pero venían de sus otras compañeras. El único mensaje que no le dolió leer, fue el de Sofía.
“Relájate, no es el fin del mundo”
Se recargó y soltó un largo suspiro. Para el dí
