Fue un fin de semana largo, Elisa tuvo dolor de cabeza y pasó toda la tarde mirando televisión, como castigo por estar enferma, sus padres la pusieron a lavar los trastes y eso hizo que le doliera aún más la cabeza. – Si quieres mejorar, ¡deja el celular! – dijo su madre. Elisa estuvo deprimida el resto del domingo y cuando finalmente pudo dormir y descansar un poco, ya era la mañana del domingo. En su trayecto a la escuela Casian se mantuvo en silencio, Elisa miró por la ventana, buscó a sus compañeras recién llegaron y prestó atención en clase. Inesperadamente, Casian no la molestó ni la buscó en la cafetería. Esa era una excelente noticia. Elisa debía estar muy emocionada porque finalmente tenía espacio y tiempo para respirar, además, sus amigas habían dejado de molestarla, más bue

