Capítulo 3 La tarde estaba templada, bañada por un sol dorado y con un clima perfecto. Alicia salía de una boutique con dos bolsas en la mano, el cabello oscuro recogido en un moño sencillo. Su sonrisa era ligera, casi despreocupada, mientras tarareaba al ritmo de la música que sonaba en sus auriculares inalámbricos. El mundo se había vuelto un lugar grandioso. El semáforo cambió, los coches se detuvieron, y ella avanzó con pasos seguros. A cualquiera le habría parecido una mujer de clase acomodada, viviendo una vida plena y sin sobresaltos. El vehículo que conducía esperaba en un estacionamiento cercano: un sedán n***o de líneas elegantes. Abrió la puerta, dejó las bolsas en el asiento de atrás, se acomodó al frente, se puso el cinturón de seguridad. Luego encendió el motor, subió el

