Aryeh —Claro que no estoy diciendo que sea imposible, pero si que es una mierda. Nos tienen entrenando desde las cinco de la madrugada. No sería tan difícil si no tuviera que aguantar al grano pegado en mi trasero desde el día que nacimos —mi hermano estaba acabando con mi paciencia, se había vuelto demasiado insoportable con las fiestas. Él no comprendía que luego de estar entrenando cinco días a la semana, sin parar, quería un descanso. Estaba fuera de control y era algo que ya había discutido, no solo con él, sino también con nuestros padres. Si alguna vez él necesitó un llamado de control, era ahora, antes de descarrilarse y arruinarlo todo. Ya no podía seguir utilizando la excusa de Faith, había pasado un año de ello y en lugar de evocarse a dar todo en el instituto, llegaba los l