Gael Conté un total de dieciséis disparos, antes de que los guardias aparecieran. Una vez que solo quedo el ruido de las personas gritando alrededor, me levanté y la observé. Rubí se encontraba con los ojos cerrados, aún en estado de shock. —Rubí, mírame. ¿Estas bien? —tomé su rostro entre mis manos y lo aproximé al mío. —Mírame Rubí. Lentamente abrió los ojos y se concentró en mi, aunque sus ojos estaban gigantes y descontrolados. Quería encontrar una palabra para tranquilizarla, pero necesitaba descubrir a los responsables de esto. —¿Estas bien? ¿Estas herida? —volví a preguntar. —No. —una cosa era lo que decía su boca, pero su cabeza asentía fervientemente. —No estoy herida. —¿Estas segura Rubí? —¿Y tú? ¿No te dieron? —empezó a tocarme, tratando de comprobar que no estuviera