Gael La encontré observando la puerta de su casa como si esta escondiera el secreto de la vida. Tocaba la madera, inclinaba la cabeza, pero no fue hasta que llegue a su altura que pude notar lo que sucedía. La madera de la puerta se encontraba astillada, la cerradura había desaparecido y la huella de un pie se reflejaba a la altura de su cintura. No podía ni siquiera imaginar lo que sucedió aquí, solo que no era nada bueno. —¿Qué demonios sucedió? —mi pregunta la hizo voltear y observarme para luego señalar la puerta y encogerse de hombros. —La patearon. ¿No es obvio? Fue algo horrible, porque acababa de llegar a casa y sentí que había entrado en un campo de guerra. —¿Estabas aquí cuando paso? —esto era algo que debía informarme, independientemente de ser su compañero, cosa que