Aysel Esto tenia que ser una broma, no podía estar frente a mi compañero. ¿En qué maldito momento pasé de estar golpeando al imbécil que intentó asaltarme, a estar mirando la brillante sonrisa del chico frente a mi? Ese maldito olor a cerezas me estaba volviendo loca, haciéndome sentir disgustada con el destino y con la Diosa Luna por este burlesco giro en mi vida. Un día termino con quien había sido mi pareja los últimos meses y a las pocas horas, mi compañero, mi mate, aparece frente a mi. —¿Cómo demonios sabes mi nombre? —no quería sonar tan agresiva, pero esto era como una emboscada del destino y no me sentía muy cómoda. Mis palabras lejos de borrar su sonrisa, la hizo aumentar, mostrando un pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda. Era lindo, debía admitirlo, muy lindo. Pe