Beau Pasé toda la noche con la mirada puesta en mi demonio personal. La veía interactuar con todos, sonriendo, bromeando, meneando coquetamente el trasero, en ese pequeño vestido rojo. Cualquiera que la viera podría pensar que era un ángel, pero no, estaba muy alejada de eso. Ella era fuego, sobretodo cuando se molestaba y sus ojos parecían poder incendiarte, lo sabía bien, ya que siempre estaba molesta conmigo. En algunas ocasiones llegué a preguntarme si me conocía con anterioridad, puesto que desde el primer momento que nos vimos, se comporto furiosa. No me importaba, me encantaba verla enfurecer. Era diferente con las demás, ella no intentaba llamar mi atención, pero lo hacía y eso me molestaba. ¿Qué rayos tenía que me atraía tanto? ¿Por qué no podía dejar de verla aunque lo in