Adele.
Camino hasta la casa de la mano de Kenai quien habla animadamente acerca de la celebración del día de hoy.
Llegamos hasta la puerta y él espera paciente a que abra. Una vez que lo hice ambos entramos.
—Le hace falta color a tu casa. –asegura.
—¿Qué sugieres para que haya más color?
—Flores. –dice como si fuera algo obvio–, si tú quieres yo me puedo encargar de traer flores para ti.
—¿Qué te parece si ambos vamos por las flores al amanecer?
—¡Sí! Eso me gustaría, pero...
—¿Pero?
—Sakary dice que tú no perteneces aquí.
—¿Y tú piensas igual?
—No, yo creo que fue bueno que hayas llegado a la reserva, Klaus se ve diferente desde ayer. El nunca sonríe y me gusta que lo haga.
—También me gusta su sonrisa.
—Tengo que irme ahora, debo ayudar a mi mamá con algunas cosas, vendr
