Adele
Subo al pequeño coche que me llevará hasta mi nuevo hogar y respiro el aire fresco que hay aquí, huele a verde, a fresco, no sé si me entiendes pero en las ciudades no huele así.
—Es un hermoso lugar. –señalo y el hombre que me recibió asiente.
—Es una reserva muy hermosa, aquí el aire está limpio y todo lo que nace de la tierra es comestible, es sano. De hecho a lo largo de la reserva podrá ver árboles frutales de todo tipo, incluso hierbas de olor como romero, albahaca, orégano, menta, entre otras cosas. Puede sentirse libre de comer del árbol que quiera.
—¿Cerca de mi casa hay árboles?
—Sí, su casa es la que está más llena de flores y árboles, es la más grande. Amalia supo elegir y hacer una buena oferta por ella.
—¿Usted conoce a Amalia?
—Sí, ella vivió un tiempo en la reserva antes de irse a la ciudad. Crecimos juntos.
—¿Pero que dice? Amalia se ve super vieja, en cambio usted no.
—La vida en la reserva es calmada señorita Adele, todo lo que comemos es más sano, nada procesado. Por eso es que me veo más joven que ella, todo depende de la alimentación y el estilo de vida que lleve cada persona. Pero no me crea mucho, ya lo verá por usted misma.
El cochecito estaciona frente a una casa preciosa y yo me contengo de gritar como adolescente emocionada.
—¿No es preciosa?
—Preciosa es poco, es como un sueño.
—Y es toda suya. –asegura mostrándome las llaves.
Me las entrega mientras baja mis maletas y yo corro emocionada a abrir la puerta. Todo es precioso, huele delicioso, a fresco, a canela, vainilla. Amo este lugar.
En la mesa hay una cesta de frutas frescas con una nota, camino hasta ella y tomo la nota.
"Bienvenida a Golden Spear, Adele, espero que te sientas a gusto en tu nuevo hogar, espero conocerte pronto, Adahy"
Tomo una manzana y la huelo, es deliciosa.
—¿Quién es Adahy?
—Es una de las mujeres que vive en la reserva, es hermana de Kalik. Ella se va a encargar de darte un tour por la reserva. Es muy linda.
—Sí, eso parece.
—Sí necesita algo no dude en llamarme, junto al teléfono hay una lista de números a los que puede llamar dependiendo de su necesidad. Bienvenida nuevamente.
—Muchas gracias.
El hombre del que aún no sé su nombre se va y me deja en mi nuevo hogar. Doy un recorrido rápido por la casa, me sorprende ver la nevera llena de comida al igual que la alacena, hay todo lo necesario aquí para cocinar, una cafetera y... Oh tambien hay café. Camino hacia lo que parece una habitación y me equivoco pues es el baño, es muy bonito y lujoso sin duda alguna. El plus de todo el es la preciosa tina roja que se encuentra pegada a la ventana.
Voy hacia la otra puerta y puedo ver una enorme y cómoda cama, dan ganas de saltar ahí. En la habitación hay un ventanal enorme con una vista preciosa hacia el bosque, todo es verde y azul del cielo, algunos árboles se tiñen de color y supongo que hay flores ahí.
En el pequeño balcón puedo notar una escalera que obviamente decido subir, la vista desde aquí es maravillosa, incluso mejor que desde mi habitación. Es un lugar que no cuenta con muebles pero es espacioso y sé perfectamente que haré con el.
—Aquí puedo poner una mesa, un par de sillas, algunos cojines por allá, algunas plantas, me gusta.
Observo con atención todo a mi alrededor, puedo ver a un grupo de jóvenes correr cerca de los límites de la playa, se ve divertido. Tengo que explorar un poco la reserva.
Bajo las escaleras y me adentro a la habitación, camino hasta la sala trayendo mis maletas, lo acomodo todo en su lugar, elijo algo cómodo y bonito para ponerme y salir a explorar el lugar después de un baño, elijo un pantalón de mezclilla y una blusa blanca de manga larga.
Camino hasta el baño y acomodo mis cosas de aseo personales y camino de vuelta a la puerta principal, coloco el seguro por que bueno, más vale prevenir.
Me quito la ropa mientras la tina se llena de agua, pongo algo de música en mi celular y me meto al agua una vez que esta en su punto, me relajo y puedo sentir la brisa y el frescor del aire, no me voy a cansar de decir que este lugar es maravilloso.
Escucho un ruido proveniente de la habitación y entro en pánico, salgo a toda prisa de la tina y me envuelvo en la toalla, camino despacio y abro la puerta tratando de hacer el menor ruido posible. Camino hasta mi habitación y puedo ver algunas cosas regadas en el piso.
—Seas quien seas quiero que sepas que no te tengo miedo, estoy llamando a la policía y vendrán en segundos por ti. –trato de sonar tranquila pero me estoy muriendo de miedo.
Camino hasta la habitación con el corazón latiendo en mi garganta y de pronto una cosa peluda sale de debajo de la cama y sale por la puerta del balcón. Dejo salir todo el aire contenido y comienzo a reír como loca, cierro la puerta y regreso al baño, pero antes de siquiera poder meterme nuevamente a la tina, tres golpes en la puerta me interrumpen, camino de vuelta hacia allá y abro sin siquiera preguntar, en mi defensa diré que aquí estoy más segura que en cualquier lugar por que no cualquiera entra a la reserva.
Me arrepiento al instante al recordar que solo estoy envuelta en una maldita toalla y me encuentro parada frente a un hombre desconocido que me mira como si fuera a comerme.
De piel apiñonada y ojos oscuros, cabello un poco más largo que lo usual, lacio, oscuro, brillante. Labios gruesos y nariz perfecta, falta de sonrisa y sus cejas se unen en una sola por que su ceño está fruncido.
—¿Puedo ayudarte?
Su expresión se suavisa cuando me escucha hablar, traga saliva con fiereza y se cruza de brazos haciendo que mis ojos reparen en sus músculos.
—Klaus Donaín, líder de la tribu Golden Spear, venía a darte la bienvenida en lugar de Adahy pero creo que lo hice en mal momento.
—Oh, lo siento. Si me permites yo me pongo ropa y podemos dar ese recorrido que Adahy me prometió.
Él parece pensarlo un poco y termina asintiendo.
—Usa colores no tan llamativos. –sugiere.
—¿Por qué?
—Los mosquitos pican más a menudo a las personas que se visten con colores llamativos, y creeme que aquí hay muchos.
—Creí que sería un blanco fácil para los lobos. –bromeo y su expresión se vuelve dura.
—¿Qué dijiste?
—Solo lo que cuentan las leyendas, no creo que existan los hombres lobo, ¿Tú si?
—Mucha gente no cree en vida extraterrestre y hay muchas evidencias de que así es.
—Pero no hay evidencia de los hombres lobo.
—Aunque la hubiese, la gente no esta preparada para esta conversación. Te espero por allá, no tardes. Odio la impuntualidad.
Camina hacia el lugar que me señala y me deja pensativa. Cierro la puerta y me seco lo más rápido que puedo y me pongo la ropa y mis botas de piso. Dejo que mi cabello se seque al aire libre y salgo de la casa. Camino hasta donde Klaus caminó minutos antes y me adentro un poco al bosque, no lo veo por ningún lado.
—¿Klaus? –lo llamo pero no responde.
Camino un poco pero me detengo al escuchar una rama partirse, la escena parece se película de terror. Camino hacia donde provino el ruido y un par de ojos rojos se hace notar entre los arbustos, mi corazón vuelve a latir frenético, ¿cuanta probabilidad hay de que existan los lobos? Los puntos rojos caminan hacia mi con rapidez y ni siquiera puedo moverme, grito al sentir que esta demasiado cerca, me doy la vuelta y veo a Klaus, me importa un rábano lo que piense de mi, me abrazo a su cuerpo y cubro mis ojos.
—¿Qué ocurre?
—Hay algo tenebroso por allá. Tiene ojos rojos y corría detrás de mi.
Klaus camina hacia donde yo venía y se detiene a medio camino. ¿Esa era la cosa tenebrosa? –camino hasta allá y puedo ver a un niño con una máscara de lobo, sus ojos rojos en realidad son dos luces.
—Auuuuu tío Klaus. –dice el pequeño y Klaus acaricia su cabello.
—Auuu, Kenai. ¿Cuantas veces te he dicho que no asustes así a la gente?
—Lo siento, no fue mi intención.
—Ve a casa, ya casi anochece.
—Sí tío Klaus.
El pequeño sale corriendo con la máscara puesta ahuyando. Ahora me siento algo tonta.
—¿Tienes hambre? ¿Puedo invitarte la cena?
—Me gustaría.
—Bien, entonces andando.
Caminamos por el bosque en total silencio, yo solo observo el lugar, es precioso.
—¿Puedo ir a la playa? Es decir, ¿se puede?
—Por supuesto, de camino a casa te mostraré un camino seguro.
—¿Seguro de que?
—De niños salvajes que se creen lobos. –asegura y ríe.
—Te lo voy a agradecer.
—Kenai es demasiado travieso, debes acostumbrarte. Es un niño que anda por todos lados. Pero es inofensivo.
—Ya veo. Gracias por el dato.
Llegamos hasta una casa igual de hermosa que la mía. Entramos sin llamar a la puerta y Klaus me dirige hasta otra puerta, al salir puedo ver una mesa de madera enorme con mucha gente sentada alrededor de ella. Cuando Klaus llama su atención me siento demasiado expuesta pues todos me miran atentos, eso me pone algo incómoda. Puedo ver a Kalik sentado a la mesa también.
—Familia, hoy nos acompaña Adele Grey, nuestra nueva inquilina. Denle la mejor de las bienvenidas por favor, hagamos que olvide el primer trago amargo estando aquí. Kenai, disculpate por fingir ser un lobo y asustarla.
El pequeño niño se acerca hasta donde estoy y estira un trozo de pan hacia mi. Klaus me hace una seña para que lo tome y lo hago sin dudarlo.
—Lo siento señorita Adele, no volverá a suceder.
Me pongo a su altura y lo miro a los ojos.
—La próxima vez que quieras jugar a ser un lobo, invitame por favor. Te prometo que jugaremos juntos.
El pequeño sonríe y asiente.
—Hecho.
Él sale corriendo y toma su lugar en la mesa.
—Regalar un trozo de pan como disculpa en una de nuestras más sagradas tradiciones. Ahora debes comerlo y cumplir con lo que le prometiste.
—Lo haré, creeme que si.
Klaus asiente y caminamos hasta la mesa en donde me presentan a todos los que están ahí. Kalik es el primero en acercarse.
—Adele, yo lamento lo que dije hace rato.
—No fue nada, supongo que después de todo sí juzgan por cómo nos vemos.
—No, por supuesto que no. –asegura poniendo una de sus manos sobre mi hombro–, te aseguro que...
—¡Kalik!
Ambos nos giramos en la dirección de la que proviene el llamado de su nombre, puedo ver a Klaus con una expresión molesta. Kalik niega con la cabeza y se aleja de mi sin decir nada lo cual me sorprende mucho.
—No le des importancia linda, ya sabes que los hombres son algo...
—¿Inentendibles? –digo y asiente.
—Ven, te presentaré a todas las mujeres de la familia.
Camino detrás de la mujer y me presenta a cada una de las mujeres que se encuentran sentadas aquí, todas me sonríen a excepción de una pero no le tomo importancia al principio pero su amenaza me hace creer que no le agrada mi llegada a la reserva.
—Te daré un consejo, citadina, aléjate de aquí lo más rápido que puedas, este lugar no es para ti.
—Déjame que yo decida eso, apenas llegué hace unas horas, no he conocido mucho. Espero que Klaus me enseñe.
—Vete de aquí y sobre todo, aléjate de Klaus, por que él es mío.
Pasa a mi lado golpeando mi hombro, no llevo ni 24 horas aquí y ya le caigo mal a alguien, felicidades Adele, ese es un nuevo récord.