Capítulo 1

1508 Palabras
El helicóptero aterrizó en la pista de la isla privada que se encontraba en medio del caribe, la mujer de altos tacones bajó quitándose los lentes de sol y observando la mansión donde su hija se había ocultado los últimos cinco años de su vida, excluyéndose del mundo después que aquel hombre le marcó su vida. Se adentró por los jardines del lugar entrando al interior de la mansión y pronunciando su voz por lo alto para alertarla de su presencia. —¡En la cocina! —la escuchó hablar con la voz cansada. La mujer terminó de llegar observando el deplorable aspecto en el que se encontraba su única hija, vistiendo ropa de mal gusto, con su cabello despeinado y con las ojeras marcándose bajo sus ojos. —Pero ¿qué es lo qué pasa contigo, Lili? —soltó cascada de ver a su hija de aquel modo, había volado hasta aquel lugar para hacerle entrar en razón como tantas veces lo intentó pero esta vez llevaba un as bajo la manga —explícame cómo es que una de las mujeres más ricas del mundo, la que estuvo a sólo un paso de encabezar la lista de Forbes terminó lavando platos y escondiéndose del mundo. —Hemos tenido esta conversación ciento de veces, madre —contestó mientras checaba el horno —estoy bien aquí, mi hijo y yo tenemos una vida tranquila. —¿Vida tranquila? No hay que engañarnos, tú no naciste para ser una ama de casa, tú naciste para dominar el mundo, para adueñarte de él y mantenerte en la cima. —Tú lo haces muy bien, no veo por qué te preocupas. La mujer soltó un bufido evidentemente molesta. —Pero yo ya estoy vieja y cansada, ya no lo hago bien y lo sabes —dio un paso acercándose a la barra —tu padre confió en ti al dejarte todo, sabía que serías mejor que él y estaría muy decepcionado si viera en lo que te has convertido. —No si supiera mis motivos... —su madre la cortó al sacar de su bolso una revista de gran relevancia en la ciudad y lanzarla sobre la barra. —¡Mira! —le indicó —mira como ese bastardo continuó con su vida mientras tu estancaste la tuya convirtiéndote en una miserable que sólo se llenó la boca diciendo que se vengaría y no has hecho nada en cinco años. Sus ojos punzaron al ver a su ex esposo al lado de aquella misma mujer, sujetando su cintura como muchas veces lo hizo con la suya, mostrándole que no se había equivocado en no creerle. Sintió como su corazón se apretujó al leer la nota "Alex Decksheimer comprometido con la bella modelo Tamara Richardsos, después de dos años de noviazgo la feliz pareja ha decido dar el si frente al altar". —El mundo te olvidó, él te olvidó... —sus palabras quemaron avivando ese fuego que la consumía cada noche en la que pensaba en lo sucedido, en lo que la destruyó y perdió la motivación por su carrera que tanto amaba —es momento de regresar, Lili, de demostrar quien es la verdadera titán de la industria petrolera, de darle donde más le duele y destruir por completo a esa familia que tanto mal nos hizo. —No puedo, madre... yo no quiero —susurró conteniendo esas emociones que cada día se volvían en una bola de tiempo que terminaría por estallar en el momento menos esperado. Tenía una vida en aquel lugar, era feliz viviendo con su pequeño hijo, observando de cerca su crecimiento sin perderse de nada. Era mejor así, seguir ocultando lo inevitable, porque si él llegase a saber de su existencia intentaría arrebatarlo de su lado. —¿Qué pasó con la mujer que no le tenía miedo a nada? No reconozco a lo que tengo frente a mi... —negó con su cabeza cuando su método de psicología inversa no estaba dando los resultados esperados —y si tanto dices amar al pequeño Liam lo harás, él está creciendo y está en edad de entrar a la escuela. No sólo vive por ti, Lili, vine por él que no merece vivir excluido del mundo sólo porque tú tienes miedo de afrontarlo de nuevo. —¡No le tengo miedo a nada! —la cortó furiosa porque la hicieran ver como una cobarde cuando ella solo buscó un poco de paz mental que no le iba a dar la ciudad, no cuando la noticia de su divorcio explotó y el acoso de los reporteros se convertiría en algo insoportable —Dame una noche para pensarlo, ¿está bien? —Sólo una noche, Lili. No más —se dio la vuelta para ir en busca de su nieto dejándola sola con sus pensamientos y la vista sin poder despegarse de aquella revista. Tantos años y seguía sin poder perdonar lo que él le hizo, trajo a su memoria el momento en que le dijo que no la había traicionado con Tamara, con aquella mujer que se mantenía todo el tiempo a su acecho y quien siempre la odió sin motivo aparente hasta que todo cobro sentido cuando lo vio desde lejos besándola, en aquel lugar donde se suponía le daría la oportunidad de explicarle porque los documentos de gran importancia de su empresa habían aparecido en manos de su familia, como si el imperio que él tenía no le bastaba que quizo ir a por el suyo, el que no soportara verla sobrepasarle al estar a nada de superarlo en aquella tan aclamada lista. Con tanto repudio tomó aquella revista hacia haciéndola pedazos y lanzándola en los basureros. Había hecho una promesa e iba a cumplirla, no dejaría que ellos se salieran con la suya al verla hundida, volvería a adueñarse del mundo y esta vez no habría nadie quien la detuviera. Acabaría con cada uno de los que se cruzaron en su camino para hacerlos pagar con creces sus jugadas sucias. —Voy por ti, Alex Decksheimer. Juré que haría tu mundo caer sobre ti y es lo que voy a hacer —se quitó el delantal y apagó el horno —yo soy Lili Benett, la empresaria más joven y millonaria de todo el mundo y volveré para reclamar la corona que me pertenece. Había conocido a Alex en la preparatoria, el chico atractivo y popular que enamoraba a las chicas, de inmediato se cautivaron por el uno por el otro sin importar que sus eran enemigos rivales desde hace muchas décadas manejando grandes empresas millonarias y que luchaban constantemente por encabezar el ranking. Su relación supuso un problema para su familia siendo que ninguno aceptaba al otro, se desató otra disputa siendo Alex y Lili los más afectados. Hasta que vieron que su matrimonio podría servir como la unión que traería la tregua entre ambas familias, los dejaron casarse siendo ellos jóvenes de veinte años, capacitados para asumir el mando de sus empresas y liderar el mercado. Hasta ese día en que documentos confidenciales fueron a parar a manos de los Decksheimer haciendo que sus negocios bajaran, robándose sus clientes, su reputación y haciéndolos descender cinco puestos abajo del suyo que lideraban la lista. Él había traicionado su confianza, la había utilizado para su juego macabro y era por eso que todo aquel amor que un día sintió por él se convirtió en odio. En esos cinco años hacia tratado de olvidarlo todo pero no había podido, no cuando lo veía a él en su hijo, teniendo sus mismos gestos y el parecido inigualable. Subió al segundo piso donde su madre jugaba con su pequeño Liam, su pedazo de cielo como solía llamarlo, tan inocente del mundo exterior, ignorando que allá afuera tenía un padre que si llegaba a saber de su existencia lo apartaría de su lado, siendo egoísta como siempre y valiéndose de haberlo ocultado tantos años. No quería ninguna conexión con aquel hombre salvo su juramento por destruirlo y haría hasta lo imposible para que nunca supiera de su existencia. —¡Mami! —al verla en el umbral de la puerta el niño se levantó corriendo hacia ella y abrazándose de sus piernas —la abuela Grace dice que iré a un lugar con muchos niños y aprenderé a leer. Ella sonrió débilmente y se acuchilló a su altura, acarició su mejilla sintiendo una punzada en sus corazón y el ardor en sus ojos que amenazaban con soltar una lágrima. —¿Quieres conocer a más niños, cariño? —¡Si! —saltó con emoción —¿tú vendrás conmigo, mami? Sintió la intensa mirada de su madre, a la expectativa de una respuesta positiva. —Claro que si, te he dicho siempre que jamás me apartaré de tu lado. Ser madre de aquel niño era lo que más la enorgullecía y por él volvería a rehacer su vida, a tomarla donde lo dejó y a colocarse en la cima con su pequeño hijo a su lado. Alex lo lamentaría.
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