Álvaro abordo el auto junto a su esposa y la pequeña Alba, ya un poco tarde. Luego de algunas horas por fin llegaron a su casa, el sitio en que se le celebro la magnífica fiesta era un sitio que rentaron con anterioridad.
...
El lugar era muchísimo más inmenso que el anterior, tenía un gran espacio para correr y ni hablar de la casa, parecía un enorme palacio, uno de esos sacados de los cuentos de hadas, para Alba era un sueño poder ver de cerca un edificio como ese, en el reino vampiro había una estructura similar, sin embargo, este castillo tenía una penumbra oscura, daba un poco de miedo.
El cielo se comenzaba a pintar de luz, desde su antigua casa solo pudo verlo a través de una ventana, ni el abuelo, ni Leo le permitían salir.
Es peligroso. —eso fue lo que siempre dijeron.
—Entremos pronto—menciono tomando la mano de la pequeña sin mirarla—seguro debe estar cansada—con los ojos puestos en el sol que apenas se asomaba, los seres como ellos, si bien se sabe no pueden estar en contacto con el sol o sufrirán severas quemaduras.
Alba sin oponerse se dejó llevar al interior de lo que parecía ser un inmenso palacio, seguida de Camila quien sonreía complacida.
Para una mujer como Camila, quien desde niña soñó con tener una familia, era un sueño hecho realidad el que Alba se fuese a quedar con ellos, tras haber intentado sin mucho esfuerzo termino en una depresión, incluso intento adoptar a uno, pero, fue como si alguien conspirara en su contra, lugar a cuál iban siempre terminaba rechazando su solicitud.
O porque parecía muy joven, que no tenía experiencia con niños.
Todos dudaban de sus capacidades, sin darle una sola oportunidad siempre le negaron el permiso de adopción, la tristeza no hizo más que hundirla, un sueño que se volvió algo inalcanzable, un anhelo que jamás podría conseguir.
¿Como se siente escuchar "mama" de la boca de un hijo?
Esperanza que termino perdiendo, pero, entonces Álvaro vino con una pequeña, a la cual ni siquiera tenía un hogar al que ir, la persona que la trajo resulto muerto y aunque la muerte de aquel hombre suponía muchas dudas en Camila.
Si se iba a suicidar, ¿porque trajo a una niña consigo?
¿No era mejor que acudiera al evento solo?
¿Por qué se quitó la vida precisamente ahí, pudiéndolo hacer en cualquier otro lugar?
Ella prefirió hacer oídos sordos a subconsciente, ignorando sus propias preguntas y aferrándose en un hilo a la mentira o las palabras que los mismos oficiales dijeron, si para la autoridad fue un s******o, así debería ser, ni la policía, ni los examinadores podían equivocarse.
En ese momento quiso preguntarle a su esposo, pero termino guardado silencio. No era de su incumbencia, inclusive si no fue como se dijo, debía haber una razón por la que todo se estaba ocultando de ese modo y ella prefería creer en las mentiras.
"No hay mejor felicidad que vivir en la ignorancia a veces".
Eso fue lo que solía decirle su madre, para Camila quien había crecido en una familia inestable en donde las mentiras eran mejor que saber las crueles verdades, esto era mejor que enfrentar la realidad. En su vida perfecta no podría soportar que solo fuese un sueño.
Camila tenía al esposo perfecto que haría cualquier cosa para cuidarla, hacerla feliz, complacerla, lo demás no importaba, las cosas que fuera a realizar para poder protegerla o traerle alegría eran sin importancia. Sonaba egoísta, pese a ello, la felicidad a ciegas era mejor que vivir en tormentos.
...
La mujer cogió de la mano a la pequeña mientras la llevaba hacia el piso de arriba—Amor, le enseñare su habitación—menciono antes de comenzar a subir por las escaleras.
Álvaro nunca la vio tan feliz como en el momento en que vio a la pequeña.
Lo que hizo, tenía una razón extremadamente significativa, Lázaro no se había equivocado en su comentario, al final y al cabo el mundo se movía por el poder, y el quien tenía poco podrían intentar exprimirlo hasta quitárselo todo, eso no lo podía permitir.
Tras haber hablado con Erick, decidió que era mejor eliminarlo, Erick quería una buena recompensa por la pequeña que trajo, inclusive si las palabras del empleado eran reales, eso era lo de menos, lo importante era que ese tipo no iba a ser fácil de complacer, seguiría pidiéndole más y más para mantenerse callado, y ese era el mayor de los problemas.
No podía dejarle con vida.
El perfecto para acabarlo sin duda era Lázaro, quien no dudo en ningún segundo en realizar la acción, pero este también sería un problema muchísimo más grande después de unos cuantos años, al igual que Erick, no alguien en quien se podían fiar.
La confianza no se da solo por que realizan algo a cambio, esta nace de si puedes controlar a la persona correctamente, en si la puedes mantener debajo de ti, porque si no, en cualquier momento querrá subirse encima de ti y devorarte por completo.
...
—Es hermoso—dijo la pequeña admirando la espaciosa habitación, era mucho más grande que la de su abuelo le otorgo con anterioridad, tenía dos ventanas a diferencia de la otra, el cuarto estaba adornado inclusive si no hubo quien lo habitara, eso demostraba el anhelo de aquella dama por tener a un hijo o una hija, el cuarto no era rosa, ni siquiera era azul fuerte, era blanca para que cualquier género pudiera utilizarlo, tenía un espejo enorme junto al guardarropas, la cama tenía una sobrecama blanca con distintos puntos de todos los colores.
Ella sin duda había invertido demasiado tiempo elaborando el cuarto perfecto para su tan adorado niño o niña, uno que nunca pudo la oportunidad de tener, para Alba quien no vio tanta emoción en los ojos de quienes eran su familia, era un tanto extraño que una persona desconocida la mirara de ese modo, sin embargo, se limitó a pensar que no podía ser tan malo convivir con los humanos.
Pero para este entonces la verdad aún se encontraba entre las sombras.
—¿Está bien, que me quede aquí? —le pregunto insegura la chica, la mujer a su lado tomo sus manos entre las suyas y con una enorme sonrisa se expresó—¡Por supuesto que sí! —la emoción su voz se notaba claramente, cualquiera que la escuchara podría notarlo—esta, será tu habitación, sino te gusta algo solo dilo, lo arreglaremos a tus gustos—se inclinó hasta estar a su estatura y beso la mejilla de Alba.
Un afecto que siempre le dio su abuelo, su mejor amigo Leo.
Algo que probablemente siempre veía con un engaño.
"Engaño" una palabra que no dejo a su mente tranquila.
Un hogar que parecía ser tan acogedor, realmente nada podía ser tan perfecto como aparentaba, pero, ella en el fondo deseaba que pudiera ser verdad, a pesar de que sus instintos la contradecían y lo sabía más que nadie.
Esta escena, ese sitio, esa dama, eran una burbuja que no deseaba que se rompiera.
—Descansa—hablo con cariño la mujer, no sin antes salir de la habitación decirle—en unas horas vamos a comer, vendré a recogerte luego.
Narra Camila:
Puede que Álvaro, no sea la persona que creo, puede que aguarde cientos de secretos y jamás me diga la verdad, pero es preferible no saberlo.
—No quiero saberlo—murmure negando mientras recorría los pasillos dirigiéndome a mi cuarto.
“Vivir en mentiras, no puede ser tan malo”
Todos tenemos nuestros propios tormentos, nuestras cadenas, Álvaro tampoco es la excepción, desde que lo conocí, lo supe.
Su tormento y mayor ambición se mezclan con su hermano, ese complejo que no puede dejar a un lado le hacen voltear atrás, aunque intente avanzar.
—Camila—su voz al final del pasillo me hace voltear, se acerca a prisa y me abraza—¿Estas cansada? —pregunta levantando mi mentón, me observa por un momento, con su otra mano toca la punta de mi nariz—Ve a descansar, ¿tienes sueño verdad?
Asiento lentamente.
No me arrepiento de elegirle, es quien más se preocupa por mi bienestar.
Álvaro y Víctor son tan diferentes, espero que un día él pueda darse cuenta de que no pueden ser buenos en lo mismo por que son personas distintas.
Me apoyo a él y nos dirigimos juntos a la habitación.