Capítulo 30 Junio – 3,390 a.C. Tierra: Villa de Assur NINSIANNA Como un fantasma de ojos huecos, se movió por el pueblo, llevando su cesto de curación de casa en casa, como si no fuese evidente que Mamá estaba tratando de mantenerla demasiado ocupada para evitar que se escapara. No comía. No dormía. No bebía. Tenía los ojos tan enrojecidos por el llanto que todo tenía un brillo vago y etéreo, algo así como lo que sucedió cuando recibió la visión de Ella-Quien-Es. Pero esta vez era decididamente doloroso, sin el agradable cosquilleo del poder. Tropezó y cayó. —¡Ninsianna! —una voz femenina gritó. Su amiga, Yadiditum, la ayudó a ponerse de pie. —¿Estás bien? —la belleza voluptuosa preguntó. —Supongo —murmuró. Yadiditum recogió los suministros que habían caído de su cesta y se