(Narra Annie Rowan)
―Annie, estoy feliz de que sea él y no otro muchacho. Le debo mucho, reconstruyó la cabaña y te ama. Tu abuela estaría muy feliz también. Si no fuera porque es el nieto de…Tu ya sabes quién, todo sería perfecto― Fue lo que dijo, me acarició la mejilla y sonrío con nostalgia.
Entonces, Dania me dijo que era la hora. Estaba más que nerviosa, y no lo negaré, comencé a tener pánico de nuevo.
Esa chica simpática de la cafetería, era ahora una muy buena amiga, ella y Konrad se habían casado hace algún tiempo y estaban esperando a su primer hijo. Dania estaba como una esfera de Navidad, estaba rosada de las mejillas y muy hinchada. Sonreía y me miraba emocionada.
―Luces hermosa.― Me susurró mientras ella, el abuelo y yo nos adentrábamos en el bosque.
―Gracias...― Dije cas
