(Narra Annie Rowan) No vi a Dante en las primeras horas y, tampoco en el resto del día. Todo estaba muy aburrido. Daniel puso mucha atención a lo que le conté, le dije sobre mi "reunión" con Dante, lo del teléfono. Incluso se lo mostré. ― Es demasiado caro y ni siquiera está lindo. No es tu estilo, Annie. ― Daniel me regreso el aparato deslizándolos por la mesa metálica de la cafetería. Yo lo guarde en mi mochila y sentí vergüenza por aceptar un regalo así, si hubiera sabido el precio... El día siguió su curso normal, la gente aún me observaba y cuchicheaba, pero yo ya no les prestaba atención alguna. Antes de salir, en la última hora de clases, salí hacer mis necesidades básicas, fui al baño. Los pasillos estaba solitarios, todos estaban en clase. Entre al sanitario y, cuando salí, la