Me levanto de un salto del sofá en el que me encuentro y después me tiro al suelo. Mi respiración está agitada y mi corazón bombea con fuerza. No he dejado de tener el sentimiento de miedo por todo mi cuerpo y estoy deseando poder vivir tranquila de nuevo.
— ¿Qué haces? —Me siento en el suelo al escuchar la voz de Dominic.
— He escuchado un disparo —le digo.
— Ha sido una puerta, levántate.
Obedezco y él me mira de arriba abajo, intimidándome.
— Necesito un teléfono.
— ¿Para llamar al policía?
Sí, exactamente para eso. Necesito saber cómo está y también quiero que venga a buscarme porque la manera en la que Dominic me está mirando ahora mismo me da un poco de miedo y no sé si todo esto es una trampa.
— Debiste haberme matado.
— Sí, debí hacerlo, pero no lo hice y
