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1041 Palabras
Estoy molesto, sumamente molesto, ver su bello rostro golpeado hace que me endurezca y más cuando no sé qué pudo haberle pasado, quien puedo haberla golpeado. Decido dejar que ella sola haga el informe por qué no soporto verla así, no soporto ver su bello rostro profanado. Le indicó a mí secretaria que me llene de trabajo la agenda para esa misma tarde y que le informe a Nort que despeje su agenda para que se concentre de lleno en el acuerdo. Paso el resto del día tratando de contenerme de ir a verla, sacarle el nombre del imbécil que le hizo eso, pero mi yo racional me recuerda que ella no es más que una empleada en la empresa y que no puedo meterme en su vida por más que quisiera. -              Matías ¿Qué haces aquí? – escucho la voz de mi hermana entrando a la oficina. -              Ahora no Eirin- respondo bruscamente a lo que ella me observa curiosa y dolida, es normal ya que nunca le he hablado de esa forma. -              ¿Qué te pasa? – vuelve a preguntar con dulzura ablandándome un poco. -              Lo siento – digo y ella sonríe mientras viene hacia mí abrazándome. -              ¿Te gusta verdad? – pregunta sentándose en mis piernas mientras aún me tiene abrazado. -              Mucho -              Supongo que estas así por el golpe que tienen en su mejilla – dice mi hermana y asiento, ella me besa la frente abrazándome más fuerte. -              ¿Qué puedo hacer? -              Lo que tú corazón te diga – responde ella mirándome a los ojos – existen dos tipos de personas para cada uno de nosotros, las que son el viaje y las que son el destino. – dice mi hermana y sus palabras me calan en lo más profundo – descubre que tipo de persona es ella para ti y cuando lo hagas sabrás que hacer al respecto. El resto del día las palabras de mi hermana se graban en mi mente. He tenido mi cuota de mujeres bellas, pero ninguna ha provocado alguna vez lo que Nort provoca en mi cada vez que la tengo cerca. No puedo apartar mis ojos de ella, me encanta escucharla hablar, verla leer y pensar, verla sonreír provoca que mi día se ilumine y verla golpeada hizo que quisiera matar a alguien. Cuando salgo de la empresa ya es tardísimo, no quise salir de mi oficina en todo el día. Al entrar presiono el botón del piso de Nort en vez del estacionamiento, cuando el ascensor se detiene en el piso camino por inercia hasta la oficina la cual aún tiene luz encendida. Me detengo en la puerta de la oficina y la veo, su hermoso cabello lo tiene recogido en un moño desordenado dejando algunos mechones sueltos, se quitó la chaqueta y los tacones, Esta concentrará leyendo un documento en su mano. -              Sigues aquí – digo entrando a la oficina haciendo que se sobre salte. -              ¿Y usted? – responde tomando su celular, sonrió al ver su expresión al darse cuenta lo tarde que es – por Dios, es tardísimo. -              Tu horario terminó hace algunas horas – respondo acercándome a ella que se pone los tacones rápidamente. -              Quise tener todo listo a tiempo – responde poniéndose de pie. -              ¿Puedo ver? – pregunto mi cerca de ella, vuelve a sentarse y me muestra en la pantalla del computador el documento en forma de borrador. Me pongo a su lado muy cerca, me inclino lo suficiente para que nuestros rostros queden a la misma altura, comienzo a leer el borrador y me sorprendo de lo bien que está quedando, solo le faltan unos detalles y estará antes de tiempo. – está quedando perfecto, sin duda alguna no quedará ningún cabo suelto – digo volviéndome a verla, su respiración se acelera igual que la mía, estamos tan cerca que nuestros alientos se mezclan, sus increíbles ojos me observan fijamente mientras me acerco a ella lentamente hasta nuestros labios se rozan, pero justo cuando estoy por lanzarme a besarla ella se aparta de mi rápidamente. -              Lo siento – dice ella y veo en sus ojos que algo la atormenta. -              ¿quiero saber qué ocurrió? – pregunto molesto no solo por su rechazo si no por el golpe de su mejilla. -              ¿qué haría por las personas que le importan en la vida? – pregunta dándome la espalda para caminar hasta la ventana. -              Lo daría todo – respondo caminando hasta ponerme justo tras ella. -              ¿Aunque sea algo malo? – vuelve a preguntar y su voz esconde una gran tristeza, la tomo de un brazo y hago que se dé la vuelta para quedar frente a mí. -              Dime lo que sucede, yo voy ayudarte, apoyarte y hacer lo que me pidas – digo viendo como sus ojos se llenan de lágrimas, entonces las palabras de Eirin llegan a mi mente y descubro que es ella mi destino, la veo a los ojos descubriendo que lo haría todo por ella. -              Lo siento, pero no puedo hacerlo – responde ella poniendo una de sus manos en mi cuello – sé que tu podrías hacerme muy feliz, pero no puedo hacerlo. – dice mirándome a los ojos – por favor, no trates que entre tú y yo haya una relación por qué esto saldría muy mal. – sin más se aparta de mi lado y va por sus cosas para después salir de la oficina dejándome completamente solo y confundido. Cuando reaccionó corro a tratar de alcanzarla, pero es demasiado tarde por ella no está por ningún lado. Derrotado y confundido ante su rechazo voy hasta el estacionamiento, me subo a mi auto y conduzco a mi apartamento. Tengo que despejar la mente, sé que no le soy indiferente y tras su rechazo hay algo más, en sus ojos había deseo y su cuerpo se erizó ante nuestro tacto. Debo averiguar qué es lo que pasa, si su rechazo es genuino o hay algo más tras él, pero no voy a descansar hasta conquistarla, su aroma me hechizo por completo y por un momento sentí que ella podría ser el broche de oro para mi vida perfecta, aunque tenga que sacarla del mismísimo infierno.  
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