Entramos a su casa y cierra la puerta con rapidez. Quita su saco con un suspiro y lo tira sobre el sillón. La tensión es demasiada, creo que ninguno de los dos quiere hablar porque romperíamos el hechizo. Me ofrece algo de tomar y acepto un poco de agua, no quiero alcohol. Mientras tomo, va al baño y aprovecho para enjuagar mi boca con el enjuague bucal que tiene sobre un armario. Solo por las dudas de que me haya quedado el sabor a pescado. Luego tomo agua sin parar, así se me va el sabor del enjuague y no parezca que le use eso. Parece una eternidad hasta que sale del baño. ¿Se habrá estado mentalizando delante del espejo? Toma mi mano y me acerca a él. Hace de cuenta que bailamos sin música mientras me mira a los ojos, como si pidiera permiso, y comienza a depositar breves besos des