Mi cabeza ha estado inmersa en papeles, números y presupuestos durante horas. Lista y preparada para la reunión tan importante para la empresa. No era ninguna novedad nuestro matrimonio, dentro de la empresa conocían perfectamente mi posición como encargada del área más importante y en el poco tiempo me había ganado el respeto no solo por el apellido que ahora arrastro. Sin embargo, cuando alguien ajeno al personal llegaba a las reuniones era como dar mil pasos atrás. En sus ojos se reflejaba el menosprecio, soberbia, deseo y altanería, considerándome una simple distracción en un tema de hombres. Era un poco desagradable pensar que atribuían mi posición a un capricho de mujer celosa, me repugna percibir su opinión sobre mí como una tonta y nada capacitada mujer. Solo son hombres etiqu