Me eché a reír, aparentemente mi padre no había visto televisión. —No creo que ese sea el caso, papa—trate de explicarle—de hecho creo que todos piensan que seré su esposa. Él frunció el ceño y luego miro a mi madre con obvia sorpresa, deduje que ella no le había dicho toda la verdad y que lo había traído a ciegas hasta este lugar. —El caso es que estamos preocupados por ti y esta relación—interrumpió mi madre. —Nos preocupas—añadió mi padre—ese hombre no parece tener buenas intenciones contigo. ¿Por qué exponerte? —Sé que están preocupados, pero es un buen hombre, lo conozco desde hace diez años y les puedo asegurar que de tener malas intenciones conmigo no abría comprado este departamento para mi. —¿Para ti?—cuestiono mi madre sorprendida. —¿O para los dos? —Supongo que es para l