Giré lentamente mi mirada hacia aquellos dos chicos que estaban con una sonrisa entre sus labios. Parecía que los dos me miraban. Pasé saliva rápidamente ¿Por qué esto me tenía que pasar a mí? No sólo creí que podría hacer las paces con Christopher, cuando mi corazón se había ablandado, cuando creí que todo podría cambiar entre nosotros, tuvieron que aparecer ese par solo para poner todo de cabeza. Daniel se había declarado frente a mí, se había peleado con su mejor amigo y este mismo me había robado un beso ante la agresividad de aquel chico pelinegro que ahora no me miraba y que estaba seriamente molesto conmigo. Desvíe la mirada de aquellos. Parecieron notarlo y volvieron a ponerse serios, esperando por las órdenes del maestro que estaba a punto de asignarles sus asientos. Rogué

