Salir de aquel no había sido tan difícil como parecía, puesto que cuando los rusos cayeron en cuenta que su jefa había sido herida y perdido la conciencia, fueron a su auxilio e hicieron un círculo para protegerla. A penas y habían alcanzado a herir a unos cuantos. —¿Alguien más está herido? —preguntó Damián mientras iban en dirección de los autos. —Hay cinco heridos a parte de Bianca, señor. Él asintió mientras caminaba a prisa con Bianca en brazos, le preocupaba que le hubiesen herido algún órgano, puesto que la herida se veía bastante profunda. —¿Sólo te hirió el costado? —le preguntó a Bianca sin detenerse a mirarla. —No, también la pierna. Él frunció el ceño y asintió, era claro que Bianca no era rival para ella, la italiana jamás debió confiarse de su enemigo por más que