La tengo abrazada entre mis brazos con su rostro apoyado sobre mi pecho mientras que nuestras respiraciones vuelven a la normalidad, y no puedo dejar de pensar en la sorpresa que me he llevado. Rio solo ante mis pensamientos y ella me mira con sospecha. —¿Qué te sucede a ti? ¿Te has vuelto loco que ríes solo?— Pregunta en un tono burlón que me hace reír nuevamente. La adoro. Es tan única y divertida; que dudo que algún día pueda aburrirme con ella. —Solo pensaba en lo extrañamente única que eres y no dejo de preguntarme si escondes alguna otra sorpresa... No sé, quizás sabes karate o sabes bailar lambada o no se... Señora Moreno, ¿hay alguna otra cosa que me tenga que enterar y en estos meses no me hayas dicho?— Pregunto con un tono divertido que le hace reír. —Si te cuento ya no será