—Rubio, ¿Nos vamos por favor?— Me pide repentinamente luego de que llevamos alrededor de una hora en la inauguración. La observo cuidadosamente y no tiene buena cara —¿Qué te sucede cariño?— Le pregunto preocupado. Se sujeta de mi brazo –Me siento mal. Vamos a la habitación, quiero descansar.— Sabía que el día de hoy tendría sus consecuencias, ha estado de aquí para allá todo el día. —Vamos.— Digo sin dudas y comienzo a caminar por el salón sosteniéndola porque realmente tengo pánico que se desmaye o algo. —Pablo, discúlpame.— Dice una periodista cuando ya estamos caminando por el pasillo. –Solo un minuto.— Insiste y mi esposa me mira como diciéndome "habla con ella." —Hola, no tengo mucho tiempo, pero dime.— Digo amablemente. —¿Cómo ha ido la promoción por Latinoamérica y por aquí