27— ¿Habrá sido el destino?
1035 Palabras
Aun me cuesta creer que este permitiendo que nos demos esta oportunidad, pero la dudas no dejan de rondar por mi cabeza en cuanto a él. Observo el techo de esta lujosa habitación mientras que espero que se termine de duchar y no comprendo a que se debe este cambio o si es que hace tiempo se siente así y recién ahora lo ha admitido. ¿Lo habrá olvidado?
Varios minutos la veo salir del baño y luce increíble con ese vestido que se ha puesto para comenzar su día de trabajo antes de la fiesta de inauguración de esta noche.
—¿Te vas a quedar ahí mirándome todo el día? Me pregunta con una amplia sonrisa.
—Si me dejaras hacerlo si, pero dudo que me lo permitas.
—Es por pura cuestión laboral rubio. Dice mientras se coloca un collar y sus aretes.
—¿Puedo preguntarte algo? Digo sentándome en el borde de la cama.
—Supongo que si... Lo estamos intentando, ¿no?
—Si, por eso mi pregunta...
—¿Qué quieres saber?
—¿Qué ha sucedido con él? ¿Por qué este cambio? Pregunto y no sé si es lo más conveniente.
Ella no me dice absolutamente nada. Solo va a la mesita de noche, desconecta su móvil, y mientras camina hacia mi busca algo en el. –Tenías razón con Damian. Me dice dándome el móvil. –Dale al botón de reproducir. Dice mientras se aleja y sigue arreglándose.
Hago lo que ella me pide y me quedo sin palabras al ver a quien es Damian con una mujer en una cama, pero eso no es lo peor. Lo peor es lo que están diciendo. "¿Cuánto tiempo más tendrás que estar con esa tonta?" Le pregunta la mujer que esta sobre él. "Cariño, nuestros planes se han retrasado porque la estúpida se ha casado en Las Vegas con un famosillo por accidente, pero en tres meses que ellos se divorcien, retomo mis planes de boda y hago que su padre me firme todos los contratos que necesitamos. Falta poco para que construyamos nuestro propio imperio y tenga que dejar de soportar a esa estúpida, mi amor." Le dice y vuelve a besarla y después bueno... no quiero ni seguir viendo lo que están haciendo.
—No lo puedo creer... Es lo único que logro decir. —¿Tu como te sientes?
—Estoy en mi mejor momento. Responde de manera sarcástica, pero sus ojos están llenos de lágrimas.
—¿Cuándo te has enterado de esto?
—El día que llegue a Málaga. Me dice seria.
—¿Tu estas queriendo olvidarlo conmigo? Le pregunto con muchísimas dudas.
—No Pablo, no te estoy queriendo utilizar para olvidarlo si eso es lo que crees.
—¿Y entonces?
—Entonces, que creo que por algo ha sucedido lo que ha sucedido entre nosotros.
—¿Estas queriendo decir que nuestra borrachera ha sido algo del destino? Le pregunto entre risas.
Ella me mira lanzándome una sonrisa en medio de su tristeza y me mira de una manera un tanto extraña –Bueno, lo de la borrachera como tal no... pero, quizás si el habernos encontrado. Dice riéndose.
—Y tengo una última pregunta al respecto...
—¿Cuál? Y antes que la hagas déjame decirte que eres peor que un agente del FBI. Dice burlándose de mí.
—Lo siento rubia, pero es por mi propio bien.
—Dime. Dice seria.
—¿Esa era tu habitación?
—No, era la habitación de su casa.
—¿Tu pusiste esa cámara de video? Pregunto preocupado. Su cara cambia completamente. —¡No me digas que te gusta grabarte! Exclamo y luego me rio de lo que he dicho.
—¡No seas tonto! Ese ha sido mi padre que ya sospechaba de la actitud de Damian... Me explica después de haberme empujado haciendo que caiga sobre la cama.
—¿Cómo así? Pregunto confundido volviéndome a sentar.
—Es que mi padre sospecho que Damian se haya tomado tan bien nuestro casamiento y envió a uno de los de seguridad a meterse a la casa de Damian.
—Vaya suegro que me ha tocado... es mejor que me ande con cuidado. Digo entre risas.
—Pablo... mi padre no puede enterarse que lo estamos intentando, ¿De acuerdo? Me advierte acercándose a mí.
—¿Por qué no rubia? Le pregunto poniéndome de pie y tomándola por la cintura haciendo que su cuerpo se pegue al mío.
—Porque a pesar de que yo se que tu eres diferente al resto de los cantantes... el no aceptaría que uno fuese su yerno de verdad... por ahora te acepta porque supuestamente esto es una farsa. Me explica nerviosa a causa de nuestra cercanía.
—Mmmm... bueno, ya veremos qué hacemos con el... por ahora creo que tenemos que ver que haremos tu y yo, ¿no? Le pregunto mientras acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja.
Tenerla así tan cerca me encanta...
—Supongo que si... aunque, no sé muy bien cuáles son tus propuestas. Me dice en un tono de voz que me está matando lentamente.
—Rubia... eres muy sexy... pero no me hagas esto porque estoy haciendo mi mayor esfuerzo para que lo nuestro se dé, pero de la mejor manera.
—Gracias rubio. Me dice con una sonrisa y sorpresivamente esta vez es ella quien comienza a besarme.
—Besas increíblemente bien. Le digo entre beso y beso haciendo que se sonría y me bese con más ganas.
—Tú también besas increíblemente bien... Haces que me olvide de mis miedos...de lo mal que me ha ido en el amor. Me responde en una de esas pausas obligatorias para tomar aire.
—Eso quiero... que te olvides de todo... yo te voy a enseñar lo que es el amor de verdad. Le digo y vuelvo a besarla.
—Creí que me odiabas. Dice interrumpiendo nuestro beso.
—Ya quisiera yo odiarte... seria más simple, pero es imposible... eres increíblemente hermosa, sensual, tierna, y sorpresivamente buena gente. Digo entre risas.
—Habíamos quedado que sería toda una farsa y míranos aquí...
—No se tu rubia, pero a mí me estaba costando mucho que no me pasara nada contigo.
—A mi también, lamentablemente hasta borracha he tenido buen gusto. Me dice riéndose.
—Y yo... vaya es que creo que debí de haberme emborrachado antes... Respondo de la misma manera y vuelvo a besarla hasta que su móvil nos interrumpe.
—Rubio... lo siento mucho, pero debo ir a trabajar... ¿Nos vemos para almorzar? Dice después de haber visto el mensaje que le ha llegado.
—Si... te busco mas tarde. Digo y ella se despide de mi con un corto beso y luego toma su bolso para así salir de la habitación dejándome idiotizado a causa de lo está sucediendo entre nosotros.
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