Capítulo XII En el que se celebra una gran cumbre patriótica El famoso nombre de Merdle era cada día más famoso en toda la nación. De ese Merdle tan reputado nadie conocía ninguna acción que hubiera beneficiado a nadie, vivo o muerto, ni a ningún otro ser de este mundo; nadie le había oído decir nada que hubiera arrojado sobre alguna criatura un debilísimo rayo de luz, en ningún ámbito relacionado con el trabajo ni con las diversiones, con el dolor o con el placer, con el esfuerzo o con el descanso, con la realidad o con la fantasía, de todos los múltiples ámbitos que forman los senderos del laberinto por el que transitan los hijos de Adán; nadie tenía el menor motivo para pensar que el barro del que estaba hecho este objeto de adoración no fuera barro de la clase más común, que ocultaba