Capítulo ocho.

3627 Palabras
Hoy puedo decir que es un día atareado. Mi escritorio es un terrible caos, lleno de papeles y archivos encima hasta del teclado de la computadora. La mesa era bastante grande para poder mantenerme cómoda pero creo que me he equivocado al pensar eso; ya no entra un papelito más. Suelto un suspiro frustrado mientras busco los documentos que mi jefe me está pidiendo desde el otro lado del planeta: Australia. Hace una semana partió a un viaje de negocios así que hice mi deber de trabajo y le busqué las mejores condiciones para alguien como él. Reservé un hotel frente a la vista de la ciudad, claramente que equipado con las mejores cosas, y luego de sorprenderme al saber que también tiene un avión privado, me salté el paso de escogerle un boleto de avión. Hoy ya es viernes, solo unas horas más y podré irme al departamento. El fin de semana no trabajo a menos que Max lo decida urgente. Que rezo para que así no sea. Necesito descansar mi cabeza. Toda la semana ha sido un terrible y completo desastre lleno de reuniones, apuntar, enviar emails y terminar documentos incompletos. Tampoco quiero sonar como una holgazana. No, todo lo contrario. No deseo quejarme sobre mi trabajo ya que, a pesar de que lleva otro estilo de movimiento que el de mi prima, también me agrada. Es el movimiento que necesitaba para tener la cabeza despejada en algo más que no sea... yo. —Tal parece que ha venido un tornado a visitarte—escucho una voz. Alzo la mirada hasta Loan, quien está parado con los brazos cruzados y una sonrisa divertida, y rodeo los ojos. Escucho su pequeña carcajada. Estos últimos días también ha crecido nuestra cercanía. Desde que Max no está aquí me siento más tranquila, sin sentir esa odiosa presión en la nuca esperando su próxima jugada para solamente molestarme. Todavía no entiendo si me ha contratado como su bufón y yo apenas me doy cuenta. Sacudo la cabeza. Esos pensamientos son absurdos. —Ni me lo digas. Si Max presenciara esto, estaría en graves problemas. —Oye, que mi amigo tampoco es un ogro...—dice justificándolo, le doy una mirada incrédula y él sacude la cabeza—Bien, si. Un poco. Pero es algo que ni yo he podido hacerle entender, no quedará más que aceptar su verdadera naturaleza. ¿No crees? Su tono en la pregunta me hace reír bajo. Es divertido y a la vez irónico. Él no se detiene y empieza a recoger algunas carpetas para ayudarme a ordenarlas. No me quejo aunque no debería, ya que es mi trabajo hacerlo. Mientras ordenamos Loan me cuenta acerca de su novia luego de preguntarle. Me cuenta acerca de su primer año viviendo en la ciudad y como le costó adaptarse al principio, ya que él es de Los Ángeles. Le digo que me gustaría ir algún día. Me han contado maravillosas cosas. Además, él parece abrirse conmigo y decide contarme sobre los viajes que ha hecho con su amigo, las experiencias que ha tenido y también sobre como eso casi rompe con su relación, aunque al final del día de hoy, siguen juntos. Puedo notar ese brillo especial cuando hablas de tu persona especial. Su sonrisa es brillante y solo sé que se llama Jessica. Pues veo que debe ser una gran mujer porque lo tiene loco a este hombre seductor y simpático. En los últimos días nos hemos llevado mejor y siento que tal vez aquí no esté tan sola después de todo, Loan es una buena persona conmigo. Es por eso que cuando terminamos el papeleo, me pregunta si quiero salir a tomar una copa con él y unos conocidos esta noche. —No sé si sea buena idea. Mañana debo terminar los documentos del proyecto Dannas y si no los termino cuanto antes, es muy posible que Max eche fuego por sus ojos azules—le digo. Él chasquea la lengua en un acto de inconformidad. —A veces pienso que has sido sacada de un libro. Anda, ven. Te prometo que te alcanzaré después de las doce a tu departamento. Te vendría bien un buen trago, ¿no te parece? Después de todo estas una de las mejores ciudades del mundo. Deberías aprovechar. No paso por el alto su comentario. Ojala pudiera decir que salí de un libro de hadas, así como lo ha hecho la chica de la película, Encantada creo que se llamaba. Eso resolvería mis problemas de una forma mucho más fantástica y llena de amor... Todo lo contrario de lo que estoy pasando ahora mismo. Nadie lo sabe, nadie lo nota, pero vivo en un constante remolino que no quiere parar y cada vez más fuerte. —Lo pensaré, ¿de acuerdo?—le digo entonces. Él asiente con una pequeña sonrisa ladina. —De acuerdo. Mándame un mensaje.   Suelto un suspiro de placer combinado con satisfacción cuando me quito los tacones en la puerta del departamento. Dejo mis pertenencias encima del sofá, y casi arrastrándome por el pasillo, decido optar por darme un baño. Afuera está haciendo bastante frío y mis piernas pese a eso se helaron, ya que llevaba un vestido de mangas largas n***o. El agua caliente no tarda demasiado en caer sobre mi cabeza, empapando mi cabello y haciéndome entrar en calor. Estoy unos cuantos minutos ahí dentro hasta que termino, me pongo mi bata y salgo a mi habitación, donde ahora descansan mis pertenencias que tenía en el antiguo departamento de Italia. Tomo el móvil entre mis manos cuando lo escucho sonar y veo los nueve mensajes nuevos.   “Ahora eres toda una secretaria de élite, ¿y olvidas a tu querida prima? Maldita zorra” De Chiara.   “¿Has llegado bien, mi querida Sammy? Anda, espero tu respuesta a esta noche. Toma unos tragos con tu nuevo amigo sexy” De Loan Miller.   “Jessica está aquí en la ciudad. Ven a conocerla. Seguro se llevarán fenomenal”   “Buenas noches, señorita Broke. Espero que haya tenido una semana laboral buena. Espero también sus documentos para mañana, a las dos de la tarde. También necesitaré los contratos para las últimas firmas del proyecto. Saludos, Max Well”   De Max Well, Interprisses. Ruedo los ojos ante el último mensaje. Les respondo a todos en cuestión de minutos. Le he aceptado al final la propuesta a Loan, me intriga conocer a esa chica. Le vuela la cabeza en cinco segundos. También le respondo a mi prima diciendo que saldré esta noche con un compañero, a lo cual responde contenta y me incita a pasarla bien. Y por último, le respondo a Max. Necesitaré terminar de adjuntar todos los contratos en formato para poder mandárselos de manera profesional y correcta. Eso no será demasiado tiempo, así que decido que lo terminaré mañana por la mañana a primera hora. Además, volveré sobre la una. Me dará tiempo a descansar. Mientras pongo algo de música movida empiezo a buscar ropa adecuada para esta noche. ¿Cómo debo vestir? Ni siquiera sé a donde iremos, que usan aquí las mujeres, como es estilo de los clubs nocturnos. Sé que empezaré a frustrarme en cuestión de minutos, ese es mi gran defecto. Así que determino que me pondré un vestido ajustado al cuerpo, de color rojo y unos tacones negros de punta. Aunque no llegan a ser tan altos debido a que no tengo una altura proporcionalmente baja. Se hacen las diez y media cuando ya estoy lista. Le escribí a Loan que me mandé la ubicación, ya que preferí ir por mi cuenta a que se desvié hasta aquí para buscarme. Puedo tomarme un Uber tranquilamente. Diez y media estoy dentro del coche, ya perfumada, con mis pertenencias en mi pequeño bolso, bien maquillada y con el cabello arreglado. La verdad es que me gusta como estoy. Me siento suelta y elegante. No soy de salir demasiado de noche. He estado tomando tragos con mi prima y algunas de sus amigas, como también lo he hecho con las mías, pero siempre he sido de algo relajado en mi casa, con una botella de vino blanco y una buena película. O, en todo caso, hablar de todo y a la vez nada, mientras vemos la luna apuntar hacía lo que era mi antigua terraza. —Señorita, es aquí—dice el chófer. Su voz me hace volver de mis pensamientos. Doy una mirada rápida al enorme complejo que hay frente a nosotros. Sus luces blancas y amarillas me iluminan el vestido. Le pago al señor y al salir, aliso un poco mi cabello. Este lugar es impresionante. Diviso el nombre de este en un letrero dorado brillante, pero para nada grotesco, todo lo contrario. Parece bastante sensual.  Hay una gran fila de gente que también va muy bien vestida, parecen personas normales y de estatus normal. No como las mujeres que estoy viendo entrar en una puerta totalmente distinta, vestidas con prendas carisimas y con hombres de colonia costosa y demasiados guapos para mis pobres ojos. Tomo el móvil de la pequeña cartera y le mando mensaje a Loan, diciéndole que ya estoy aquí. Él tarda unos cinco minutos en asomarse por la puerta donde entraron las mujeres. Le dice algo al guardia, el cual asiente y me llama con la mano para que me acerque. Sus ojos me recorren con aprobación. Suelta una sonrisa ladina. —Te ves muy bien, Sammy—indica. Le sonrío y le doy las gracias, mientras ojeo su traje gris claro que se aferra a su figura—Ven, entremos. Tengo que presentarte a algunos compañeros. El lugar por dentro es una total locura. Hay dos pisos, el cual al segundo te lleva una gran escalera en forma de caracol. En el medio del primero hay una gran pista, con luces de colores y dos barras a los costados circulares. Hay bastante gente bailando allí y la música es buena. Loan me arrastra con él hasta el segundo piso. Unas cuantas mesas blancas se hacen ver a través de la poca luz que habita. Puedo ver a varias personas riendo, tomando en elegantes copas, se puede también sentir las puras fragancias de todos mezcladas. Aunque estuve rodeada de gente con dinero en el antiguo trabajo, nada fue como esto. Esto es alucinante... Y aterrador al mismo tiempo. Al llegar a la mesa de él, logro ver a unos cuatro hombres, y una mujer sentada al final del sillón circular que rodea toda la mesa. Reconozco el terciopelo en ellos. —Muchachos, ella es Samantha. Una nueva amiga de la empresa—habla Loan sobre la música. Los tipos me miran a la vez, lo cual me hace sentir un poco intimidada aunque no lo hago notar—Sam, ellos son: Eric, Joan, Luca y Fabricio. Y ella es Jessica—dice señalando a la mujer, quien se levanta enseguida con una estupenda sonrisa—, mi novia. Le doy una mirada a él y abro la boca. ¿Esa es su novia...? Abro los ojos como platos, sorprendida. La mujer es una verdadera belleza. Estoy a punto de soltarle que ha hecho un gran trabajo en escogerla pero la chica me lanza hacía ella de un tirón y me recibe con un corto abrazo. Su colonia es floreal. Cierro los ojos con fuerza antes de que me suelte. ¿Qué carajos me pasa con las fragancias hoy? —¡Que bueno que viniste! Loan me dijo que te había invitado pero no sabíamos si vendrías. Es bueno conocerte. Él me ha hablado mucho sobre ti. —¿En serio? —Si, él y Max me han contado sobre tu llegada—responde sin importancia. Sin embargo, su confesión me toma por sorpresa. No ha parado de sonreír—Y dime, ¿cómo estás llevando el trabajo? ¿Max le ha hablado de mi? Eso si que es raro... Demasiado extraño hasta que recuerdo que Loan me había contado que ellos son amigos de toda la vida. Tiene sentido. Sacudo la cabeza. La miro a los ojos. Ella me sirve una copa de lo que creo que es vino blanco y me la tiende. —Bien, todo va muy bien. ¿Has llegado hoy? Loan me ha hablado de ti—le suelto, intentando cambiar de tema. Ella sonríe y le llega a los ojos, antes de darle una breve mirada a su novio. —Créeme, ya te acostumbraras al parloteo de él—indica rodeando los ojos, divertida. Suelto una pequeña risa—Llegué cerca del mediodía. Tenía pensado viajar la semana entrante pero mi padre desocupó su avión así que decidí venir. ¿Te gusta el vino o quieres pedir otra cosa?—pregunta. Niego con la cabeza y le digo que estoy bien así. Ella asiente—¿Cómo te sientes aquí en la ciudad? Impactada, ¿verdad? —Si, fue... Es una total locura estar aquí. Todo esto para mi es extraño. Quiero decir... No es que en Italia no haya bares, clubes ni nada, porque los hay. Pero no a esta semejanza. New York es... Asombroso y aterrador. Si es que puedo decirle así. Asiente divertida. —Entonces deberías agárrate fuerte del manubrio, chica, porque aquí podrías estrellarte en segundos—asegura con una sonrisa socarrona. Río y niego con la cabeza, tomando un poco de vino.   Las siguientes dos horas seguimos tomando y charlando animosamente. Jess me cuenta un poco de su trabajo, de su vida en L. A y de como fue una locura su relación con Loan. Así mismo, también me sumo a la conversación de los hombres, donde me doy cuenta de que al igual que Loan, son divertidos y espontáneos. Nada como los tipos enfrente nuestro, que apenas han esbozado una sonrisa. Estos chicos son divertidos y a lo que a mi me concierne, también demasiado guapos y elegantes. Jessica no es la típica chica que creí encontrarme más adelante. Ella es espontanea, divertida, fresca y a la vez no tiene miedo de quedar mal frente a los demás. Otra cosa que me he dado cuenta es que no es de las que cierran la boca si tiene que enfrentarse a alguien, como lo hizo con Joan hace unos minutos antes, luego de una discusión de si es mejor el champan que el vino. Yo solo puedo carcajear al respecto mientras digo mi opinión con suma delicadeza. Hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba de una noche como esta. Los últimos meses o incluso año allí eran papeleos los sábados por la noche hasta que mis ojos no pudieran más o después de una copa de vino, en soledad, escuchando el silencio.Mis amigas se fueron yendo con el tiempo del país cuando sus respectivas parejas consiguieron un puesto mejor en varias partes del mundo y aunque me alegra de que estén feliz y plenas, poco a poco yo fui saliendo de sus vidas. Donde me quedé sola. Así que una noche como esta, lo estaba necesitando hacía tiempo. Solo que no quería darme cuenta.   —Cierra tu puta boca, Joan. No sabes lo que estás diciendo—señala ella, sin ocultar su indignación en el tono de su voz, con el dedo hacía el tipo que no para de carcajear junto a los demás—Sam, ¿eres de las que bailan?—me pregunta y yo asiento, ocultando mi risa a través de mis labios planos. Asiente satisfecha—Entonces ven y movamos esas lindas curvas que tienes. Me toma del brazo con delicadeza mientras, después de enseñarle el dedo del medio al tipo, me guía escaleras abajo para ir a la pista. No me doy cuenta de lo que ha hecho el alcohol en mi sistema cuando me encuentro entre el tumulto de gente. Mi cabeza se encuentra mareada pero no es una mala sensación. Lo último que veo antes de dejarme consumir por la música es a Jess, enfrente mío, moviendo las provenientes caderas de su cuerpo moreno junto con su cabello castaño claro y brilloso cayendo por su espalda en una coleta alta. Muevo mis caderas al compás y me siento... Bien. Disfrutando del ambiente alborotado pero que a la vez me hace sentir un poco de adrenalina. Siento mi cabello pegarse a mi nuca un tanto sudorosa. Hace calor aquí. El bello se me eriza de apoco mientras bailo y no entiendo porqué. Comienzo a sentir algo pesado sobre mi, tal vez debe de ser el calor, y la gente pegada a mi alrededor, pero no. Cuando abro los ojos, a mi mala fortuna, no encuentro nada que me haga dudar. Jess me sonríe con sus ojos brillosos debido al alcohol que tomó y no ha dejado de bailar. Doy una rápida mirada hacía arriba pero no encuentro a nadie conocido aunque es difícil poder distinguir a alguien. De repente, las luces se apagan dejando al lugar en completa oscuridad. Eso hace que me sobresalte y frunza el ceño. Sin embargo, la música sigue su estado habitual. Puedo escuchar los bullicios de los demás. Siento una mano tomar mi antebrazo. —No te preocupes. Lo hacen siempre—murmura Jess en mi oído. —¿Porqué? Puedo sentir su sonrisa traviesa a pesar de no verla. —Para que puedas hacer lo que se te da la gana sin que nadie te vea. Me quedo quieta en el lugar una vez que siento su cercanía evaporarse. Estoy así unos cuantos minutos hasta que me siento segura otra vez. Por alguna razón esto no me asusta, al contrario, enciende un fuego en mi interior que no sentía hace tiempo. ¿Tiene algo de raro eso? Espero que no. Meneo suavemente las caderas con la música de The Weekend y vuelvo a dejarme llevar. Ya no siento la cercanía de las personas a mi alrededor. Poco a poco se han ido alejando. Puedo volver a sentir ese aire fresco que viene de las ventilaciones de arriba en mi piel. La canción se va terminando cuando decido que quizás deba irme. Debo terminar los trabajos. Voy a hacer el movimiento de caminar cuando, de la nada, siento a alguien pegarse a mi espalda. Pienso que tal vez es una equivocación pero cuando no se mueve, comienzo a inquietarme. Tomo una respiración ahogada cuando dos manos varoniles, fuertes y suaves a la vez, se adhieren a mi cintura, incitándome a seguirme moviendo pero con ese extraño detrás. Debería alejarme pero no lo hago. Su olor es embriagador, demasiado. Me decido unos segundos entre que debo hacer. ¿Debería irme, y dejar a este ser desconocido o quedarme y ver que puede suceder? ¿Qué podría pasar si me quedo? La decisión se vuelve insoportable cuando empiezo a sentir de nuevo ese fuego interior, ahora con mayor intensidad. Se vuelve peor cuando este hombre me aprieta más contra si, haciéndome jadear de sorpresa. Está claro que no dejará que me aparte. Su pecho es duro, fuerte... Y su aliento cálido está rozando mi oreja, para luego respirar en el principio de mi cuello. Cierro los ojos. Contengo el aliento. Ahora no siento a nadie más cerca. Solo a nosotros dos. Las luces siguen apagadas pero yo estoy prendida. Demasiado prendida. La mente se me nubla cuando acaricia mi brazo con uno de sus dedos. Su toque me deja estúpida. Y solo puedo culpar a alguien por esto: al alcohol. Y también al tipo desconocido que sabe lo que está haciendo. ¿Qué puedo perder si me dejo llevar? Cuando su dedo sube hasta hacerme cosquillas en el cuello, entonces mi cuerpo habla por si solo. Apenas escucho su inaudible gruñido contra mi. Y sonrío seductora, aunque dudo que pueda verme. La canción ahora es más lenta. Mas seductora, más caliente... Ya veo porque deben apagar las luces. Si esto fuera visto, sería definitivamente un clubes de degenerados. Esto no está bien... Pero se siente bien.   Demasiado bien. Nos movemos al unísono. Su boca captura mi lóbulo y siento que pierdo la capacidad de mis piernas por unos momentos. De repente, quiero darme la vuelta y probar su boca. Acaricio sus brazos bien definidos. Son fuertes. Imagino que debe hacer ejercicio. Muevo mi cadera hasta chocar contra su pelvis, otro gruñido un poco más fuerte, pero no emite ninguna palabra; no hace falta decirlas. Nuestros cuerpos hablan. Es entonces cuando soy dada vuelta de un movimiento. Mi pecho ahora esta siendo apretado contra el suyo. No me contengo, y subo mis manos, contemplando su figura dura como un escudo. Siento un hormigueo entre mis piernas... Esto está mal. Las detengo alrededor de su cuello. Me doy cuenta de que es alguien más alto que yo. Mucho más. Toco su rostro con delicadeza, tiene su barba incipiente, áspera, pero recientemente arreglada. Vuelvo a bajar por su cuello con mis dedos. Siento su aliento otra vez entre el espacio que hay entre mi hombro y mi oreja. Suelto un suspiro incontenible y lo siento sonreír contra mi piel. No sé quien diablos es pero me está haciendo tener unas buenas sensaciones. Siento la tensión entre mis piernas. Mi respiración está entrecortada y mis piernas se debilitan cada vez más cuando deposita un beso suave pero arrollador en mi cuello. Otro en mi barbilla, otro en la comisura de mis labios... Y pierdo los estribos mientras lo atraigo hacía mi y capturo su boca.                                                                                  ***** ¡Hola a todos! Disculpen por la demora de las actualizaciones. Ando demasiado ocupada y apenas puedo escribir un capítulo entero, pero ahora la semana que viene entro de vacaciones, así que podré dedicarme más a esto.  Les dejo mi i********:, si desean seguirme, voy a empezar a publicar cuando están las actualizaciones.  @_marttinacastelli
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