Empiezo a explicarle el caso de Jaqueline y él escucha atentamente sin decir nada. —Ese hombre es muy peligroso —asegura cuando finalizo. —Lo sé. —En los años que trabajé con él, nunca vi a nadie llevarle la contraria, incluso en los juicios que manejaba a su favor —murmura haciendo mala cara—. Es un hombre sin escrúpulos, que siempre se sale con la suya abusando de su poder. —Precisamente por eso estoy aquí, quiero que pague por todo lo que ha hecho, estoy segura que hay muchas mujeres como Jaqueline —menciono. —Voy a ser muy sincero con usted —toma aire varias veces antes de continuar—. No fui una víctima de Harb, pero, por desgracia al ser su asistente, me tocó escuchar como se burlaba de lo que hacía, incluso reconoció frente a mí de varios abusos en contra de sus empleadas, según