Cristián pasó las manos por la espalda de Elena sintiendo la delgadez de su cuerpo y aspiró el aroma de su cabello, había pasado tanto tiempo desde la última vez que estuvieron juntos, que había olvidado la suavidad de su piel y lo que sentía al tenerla entre sus brazos, se separó para mirar su rostro consiente de lo hermosa que era y del largo tiempo que le llevó descubrirlo.
Elena reconoció la inteligencia de la señora Stephens quien llegó a la conclusión de que Erika no era la hija biológica de Cristián mucho tiempo atrás y sin evidencia, solo la historia escondida entre las páginas de un diario.
– Amelia me engañó – susurró Cristián.
Elena alzó las cejas recordando que el padre de Erika era el esposo de Amelia y que cuando se trataba de engaños, Cristián era el más culpable, engañó
