—La villa es antigua, pero no ineficiente. No subestimes lo que puede esconder la piedra. —Hace una pausa y entonces, camina hacia la cama y se detiene junto a ella. Sus ojos oscuros se clavan en los míos. —Mañana llegará un guardarropa completo para ti. Ropa, accesorios, zapatos. Todo lo necesario. Las estilistas dejaron a mi chofer un bolso con las cosas que podrías usar mientras mañana llega y lo traerán en un rato. Frunzo el ceño. —No es necesario un nuevo guardarropa —replicó, tratando de mantener la voz firme—. Tengo lo suficiente, y no necesito... —Sí, lo necesitas —me interrumpe, con suavidad, pero con esa autoridad que parece venirle de forma natural—. Eres mi esposa ahora, Raven. Y como tal, debes verte impecable. No solo por las apariencias, sino porque este es tu lugar, por