CAPÍTULO VEINTE Tuvimos que dar muchas explicaciones, tanto a mi familia como a la de Jenny. Luego del reencuentro, Billy y la abuela, tras cargarnos en la camioneta, se dirigieron a la casa de Jenny. Vi cómo los Rennick salían corriendo y abrazaban con fuerza al cordero perdido, el término que había usado el sacerdote para referirse a Jenny. Más tarde, el Señor Rennick, con los ojos todavía húmedos, le entregó un sobre a la abuela. Seguramente era la recompensa que le había ofrecido aquel día tan lejano, cuando vino a casa a pedirle ayuda a la abuela. No sé qué les habrá contado Jenny a sus padres. Sospecho que, tras escuchar los cotilleos durante el resto del verano, no les contó las partes realmente extrañas, sobre todo el hecho de que el Hombre Serpiente la hechizó y le hizo creer qu
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