Para mi asombro, logramos dormir profundamente en esa inmensa cama, abrazados bajo las cálidas cobijas. Mis sueños fueron confusos, divagaban en luces y colores inentendibles, acompañados por las mismas palabras en un hilo de voz; las cuales se repetían una y otra vez, produciéndome un poco de malestar al escucharlas. Para mi amarga sorpresa, al despertar, no recordaba absolutamente nada de lo que había oído, ni menos lo poco que había vislumbrado. El sol radiante se había colado travieso por las ventanas de la estancia, obligándome a abrir mis ojos de sopetón, observé mis alrededores a la espera de encontrarme con Jack a mi lado, pero este no estaba por ningún rincón de la habitación. Me levanté confusa, mientras restregaba mis ojos con el dorso de mis manos y bostecé perezosa, mie

