Caminé tranquilamente con Jack a mi lado, estábamos en silencio, pero no era incomodo en lo más mínimo. Disfrutaba del simple hecho de tenerlo junto a mí, ya que su sonrisa era suficiente para mantenerme extasiada y su mirada me hipnotizaba cuando se encontraba con la mía de soslayo, sacándonos una que otra carcajada. Tras varios minutos de estar vagando por el bosque, logramos llegar a la casa. Entramos sin hacer ni un solo ruido, pero el interior, para mi sorpresa, estaba demasiado callado como para ser normal. Miré a Jack, haciéndole miles de preguntas sin despegar los labios y este se limitó a encogerse de hombros, con una sonrisa socarrona. Definitivamente, algo tenía entre manos. Respiré profundamente y puse mis ojos en blanco cuando me dejó atrás. Tuve que seguir sus pasos c