JUNTOS Cuando Elder y yo salimos del lago nos dirigimos a la casa. —Hay ropa en ese ropero si quieres cambiarte —me dice. Lo miro un poco raro al saber que quizás esa ropa ha sido de alguna de sus conquistas. —¿Ropa de...? —quise saber. Elder se quita el boxer, quedando completamente desnudo. Me volteo rápidamente tapándome la cara. —¡Elder! Escuché que rió. —No seas dramática —dice— Y no pienses cosas que no son, era ropa de mi tía Carolina. Quise creerle porque lo dijo con demasiada sinceridad. —¿Ya te cambiaste? —inquirí sin ver. —Puedes voltear ya. Me giro hacia él, pero aún está en bóxers apenas. Apenada me dirijo al pequeño ropero que está en una esquina y lo abro. Había ropa como de mi talla, tenía razón. Encontré una camisa de tirantes y un short de pijama. E