Capítulo 23

1714 Palabras

No me dejó entrar. Quién sabe qué tenía que hablar en secreto con el tal Martínez, que me hizo esperar afuera. Estaba nerviosa, aburrida… nerviosa por no poder ser mosca y escuchar lo que sucedía ahí dentro. Aburrida, por seguir siendo el mismo muñequito de torta que le acompañaba a todos lados simulando ser la esposa perfecta del marido perfecto, cuando en realidad era una víctima de su violencia. Al cabo de cuarenta minutos de aburrimiento, decidí irme a recorrer el estadio del que tanto me había hablado Mateo y que el día anterior solo había podido contemplar desde la grada…   -          Disculpe… (dirigiéndome a la simpática secretaria de las oficinas de presidencia) ¿podré ir a recorrer la Ciudad Deportiva? Es que estoy aburrida… -          Si, claro, por aquella puerta… (señaló

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