Las dos horas y media de vuelo más el camino a casa se me han hecho eternas y todo por estas ansias de llegar con ella al ahora nuestro departamento y besarla como lo hago ahora haciendo que tan solo podamos dejar las maletas a un costado. —¡amor! — se queja entre risas cuando no le doy respiro y simplemente la levanto en el aire haciendo que enrede sus piernas en mi cintura. Cierro la puerta solo soltándola un instante de una de mis manos y rápidamente vuelvo a sujetarla —tenemos que celebrar, eres una mujer completamente libre…— me defiendo ante este arranque de pasión. —Ahora sí que podre ser toda tuya…— murmura y es ella ahora quien me besa con urgencia. —Yo solo quiero que me ames… no quiero ser tu dueño, quiero ser tu compañero de vida, de sueños… el padre de tus hijos…— murmuro